Un río, así en la tierra como en el cielo, sobre las Salinas Grandes de Córdoba
El Astroturismo admite la observación nocturna del cielo con una mirada cultural, nutrida de historias orales, leyendas y mitos, transmitidos por los pueblos originarios. Ello es parte de una experiencia en la Córdoba norteña.
(Por Patricia Veltri).-La luna en cuarto menguante, especialmente brillante, ilumina el mayú hanan -el río del mundo de arriba en quechua- repleto de estrellas; y en el mundo de abajo, a las siluetas del grupo de turistas atentos a los Relatos del Viento que trae Pablo Rosalía, como parte de una experiencia de astroturismo en las Salinas Grandes de Córdoba.
Se trata de una extensión de 200.000 hectáreas que se extienden hasta La Rioja, Catamarca y Santiago del Estero. En Córdoba compone la Reserva de Usos Múltiples Salinas Grandes, a 180 kilómetros al norte de la capital provincial.
A cielo abierto, en un sitio denominado Santa Laura, como en un campamento en el desierto de sal, a las nueve de la noche la negrura se devora los rostros de las personas; en una mesa baja con pequeñas velas encendidas se ofrece un banquete de fiambres y quesos cordobeses, empanadas de cabrito y de postre panqueques de algarroba con quesillo, arrope de tuna y nuez; todo acompañado con vinos de Bodega Del Gredal.
Los turistas distribuidos en sillitas bajas alrededor de la mesa degustan los manjares de la cena y se disponen como niños curiosos a oír los relatos acerca del cielo que se contempla en 360°, sin la contaminación lumínica de los sitios urbanos.
Pablo Rosalía cuenta que hace 21 años se dedica a recopilar historias orales que suman más de 500 entrevistados reunidos en su propuesta Relatos del Viento. «Los adultos mayores son portadores de las cultura ancestrales reales -explica-. Imaginen que la cultura es una torta: la porción más auténtica a la que puede aspirar cualquier pueblo en Córdoba, Alaska, Japón o la parte del mundo que sea, está vinculada al territorio. Por ejemplo, las leyendas de los animales del monte, los saberes medicinales con nuestros yuyos, los ritos y creencias; de todo eso han sido productores nuestros pueblos originarios y por herencia la han recibido nuestros criollos hasta llegar a nosotros», dice Rosalía a modo de introducción.
Aclara que su actividad se encuadra como Astronomía Cultural y advierte que estamos en un lugar sagrado.
«Este preciso lugar de las Salinas Grandes era un sitio sagrado por la presencia de la sal, un elemento considerado purificador por los pueblos antiguos. Ello está documentado en el Museo de Antropología de Córdoba que data hace unos 10 mil años los registros del paso del hombre andino, posiblemente en tránsito hacia Cerro Colorado. De esos tiempos, llegan a hoy buena parte de los relatos vinculados al cielo nocturno», detalla Pablo Rosalía.
«Esos pueblos interpretaban al mundo divido en tres planos: el mundo de arriba con el sol, las nubes, el viento, los planetas y las estrellas. En quechua se lo llamaba el mayú hanan, en referencia al río del cielo. Luego el mundo del medio habitado por humanos, animales, plantas y los cerros. Y tercero, el inframundo. Entre los tres mundos había un diálogo de dioses muy fluido -explica en Pablo en el silencio cortado por el ruido del viento-. Un ejemplo de esa conexión son los rituales como el que usaba un sapo para invocar al dios de la lluvia».
El relator enfatiza: «En esa concepción, todo lo que está en el mundo del medio, está calcado en el mundo de arriba. Si acá tenemos agua, arriba hay agua. Y así con los animales. Por eso, los mitos ubican animales en el rio del cielo». A partir de allí, como una clase práctica, comienza el juego de descubrir animales en la superficie de la luna, en los conjuntos de estrellas en las Pléyades, la Vía Láctea y las Tres Marías.
El río de estrellas podría prolongar el juego por horas pero es tiempo de una peñita, con guitarra y voz de Ariel Silva, que le dedica canciones con letra propia a su San José de las Salinas natal y al yacimiento blanco que implicó el trabajo sacrificado de tantos hombres. Ahora, además del productivo facilitado por la tecnología, reconvertido en una actividad turística para disfrutar de día, a la puesta del sol y de noche bajo el río del mundo de arriba.
DATOS ÚTILES
La experiencia de Astroturismo se denomina Noche de Estrellas y se ofrece en Las Salinas Gran Hotel de San José de las Salinas. Puede ser con alojamiento o sólo la experiencia gastronómica, con relatos y observación en Santa Laura. Costo con alojamiento y desayuno para dos personas: $150.000. Sólo la experiencia: $60.000.