Bomarzo, el parque italiano de los monstruos que inspiró a Mujica Láinez

El Bosque Sagrado -o Parque de los Monstruos- se ubica en Bomarzo, una pequeña localidad medieval cerca de Viterbo, a una hora de Roma. El pintor argentino Miguel Ocampo llevó al escritor Manuel Mujica Láinez a conocer el lugar que se convertiría en su magnífica obra literaria.

(Especial desde Roma, Graciela Cutuli).-

La historia tiene encuentros y desencuentros que producen toda clase de consecuencias, más o menos afortunadas, pero cuando los astros resultan alineados los resultados pueden ser tan inesperados como maravillosos. Y bien alineados estaban, seguramente, aquel día de 1958 en que el pintor argentino Miguel Ocampo -por entonces Consejero Cultural de la embajada argentina en Roma- recibió al escritor Manuel Mujica Láinez y lo llevó a visitar uno de los más extraordinarios lugares cercanos a Roma. Lo que no es poco decir, en ese paraíso de bienes culturales de todos los tiempos que es Italia.

El lugar era el Bosque Sagrado, también conocido como el Parque de los Monstruos, de Bomarzo, una pequeña localidad suspendida en tiempos medievales cerca de Viterbo.

La historia es conocida, pero durante una extraordinaria tarde de otoño de muchos años atrás, cuando Miguel Ocampo nos recibió en su casa durante un paseo por La Cumbre, escuchamos de primera mano su evocación de aquel día. A Manucho no sólo lo fascinó el lugar, como su guía bien había imaginado, sino que fue mucho más allá: escribió una monumental novela, luego transformada también en ópera, que recrea el nacimiento de Bomarzo y los tormentos del duque de Orsini que dio vida al enigmático parque. 

El Parque de los Monstruos de Bomarzo bien podría haber salido de la desbordante imaginación de un Dalí. Pero sus orígenes se remontan a varios siglos atrás: lo hizo construir Pier Francesco Orsini, integrante de una de las más antiguas familias nobles italianas, para “sfogare il cuore” -desahogar sus penas- tras la muerte de su esposa, Giulia Farnese. ¿La fecha? 1552. Pero en Bomarzo se está muy lejos de las armonías renacentistas: aquí, el arquitecto Pirro Ligorio -una de las figuras llamadas a trabajar en la basílica de San Pedro tras la muerte de Miguel Ángel- dio rienda suelta a una multitud de símbolos y fantasmas. De ogros y gigantes. De animales fantásticos y misteriosos. En el Bosque Sagrado conviven ángeles y demonios a la sombra de un bosque que aún guarda ecos de las batallas entre etruscos y romanos. Y sin embargo, el parque de Bomarzo estuvo olvidado durante siglos, alejado de las rutas turísticas y de los encantadores paseos por las colinas del Lazio.

Su renacimiento fue a mediados de los años 50, cuando lo compró una familia que se encargó de restaurarlo y devolverle su antiguo esplendor. Un esplendor que se anuncia desde la entrada misma, donde vigilan las esfinges: “Chi con ciglia inarcate / e labbra strette / non va per questo loco / manco ammira / le famose del mondo / moli sette” (“quien no pasee por este lugar con expresión de asombro, tampoco será capaz de admirar las Siete Maravillas del Mundo). Como un eco, otra parece responderle con reminiscencias dantescas: “Tu ch’entri qua pon mente / parte a parte / e dimmi poi se tante / maraviglie / sien fatte per inganno / o pur per arte” (“tú que entras aquí, examina cosa a cosa, y dime luego si tantas maravillas han sido hechas con engaño, o con arte”).

Lo que sigue es una fiesta de fantástica desmesura, donde asoman entre los árboles y ondulaciones del parque las esculturas de la Tortura y de Pegaso, de Hércules en lucha con Caco, de Proteo, de Cerbero, de una casa en plano inclinado y, sobre todo, la imagen hoy más célebre de Bomarzo: la cabeza del Orco que, con la boca abierta, invita a ingresar y descubrir la fascinante acústica del interior. “Ogni pensiero vola”, todo pensamiento vuela, anuncia la boca del Orco. El pensamiento de Mujica Lainez, sin duda, hizo propia la frase: y su vuelo tomó la forma de esa novela titánica que hoy se exhibe en las vitrinas de Bomarzo e invita a sumergirse en el dolor y la gloria del duque de Orsini, el primero en transformar sus enigmas y miedos en fantasías de piedra.

Datos útiles:

La mejor manera de llegar a Bomarzo es en auto (se puede alquilar en Viterbo o en Roma).

Dirección: Località Giardino, 01020 Bomarzo VT, Italia

Las entradas cuestan 13 euros.

Página web oficial: sacrobosco.it

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