Argentina

Reyes del cielo en Quebrada del Cóndor

(Texto y fotos, Patricia Veltri).-

Al borde de una quebrada se observan cóndores sobrevolando a una cercanía para el asombro. Frente a la vista queda más que un paisaje. Es la posibilidad de integrarse al entorno, donde reina el silencio y rodea el cielo diáfano. El paraje Santa Cruz de la Sierra, al sur de la provincia de La Rioja, involucra sensaciones. La primera será el haber llegado a un lugar que se cayó del mapa. El camino de tierra –poco más que una huella muy bien mantenida, sin pozos ni piedras- que conduce desde la localidad de Olta, a 25 kilómetros, termina ahí mismo, al borde del río Tuna Cala y el patio de la Posta Los Cóndores, un hospedaje rural con paredes de piedra y barro, de un metro de ancho.

No hay tendido eléctrico -la electricidad está provista por paneles de energía solar. El agua es de vertederos naturales y la calefacción a leña.

La tradición oral dice que esas tierras fueron ganadas en combate por los conquistadores a los aborígenes diaguitas; dice, también, que quedaron en propiedad de un español de apellido de la Vega.

Desde entonces, el campo sería utilizado sólo para crianza de ganado vacuno y caprino y para plantaciones de frutales. Así fue hasta que las sucesivas herencias lo depositaron en manos de Benigno de la Vega, nacido en 1829. Uno de sus hijos decidiría que era el lugar indicado para asentarse con su familia. Al morir, les encomendó a sus herederos José, Juan y Marcela que conservaran la propiedad porque “algún día alguien pagaría por estar allí”, según recuerdan.

Los varones asumieron el mandato y se dividieron los roles. José se ocupó de transformar la casa familiar en una posta turística con lo que había a mano: piedras y barro para las paredes, madera para los muebles, cueros de cabra y lana de oveja para la ornamentación. El resultado es un hospedaje de campo, con habitaciones con baño privado -una de ellas, antes que fuera hotel, solía usarla el caudillo Chacho Peñaloza-.

No hay vecinos. La localidad más próxima se llama Tama. Tal vez esa condición es lo que provoca el pensamiento de que ningún mal de la globalización podrá alcanzar este lugar. Está como “protegido” por la Sierra de los Quinteros, de granito negro, rojo y gris. El aire huele a manzanilla y hay decenas de nogales a los que se le adjudican hasta 300 años.

El día transcurre sin más relojes que el biológico, cuando acusa hambre o sueño. Si es lo primero, una típica merienda será té aromático preparado con yuyos recién cortados, pan y dulces caseros (por ejemplo, de lima o membrillo de cosecha propia o dulce de leche de cabra); el almuerzo o cena podrá consistir en pizzas caseras o cabrito cocinados al horno de barro.

Al pie de un cerro, se levanta el Centro de Interpretación del Cóndor Andino, donde se exhiben fotos e información acerca de la vida y comportamiento de estas aves.

Cuando oscurece, el cielo parece cubierto por una alfombra de estrellas y el silencio aturde.

Qué hacer

Se pueden hacer circuitos a pie, por ejemplo hasta un sitio donde hay pinturas rupestres. También, safaris fotográficos y, a través de agencias de turismo en La Rioja, rappel, mountain bike y escalada.

Es recomendable una cabalgata de cuatro horas (ida y vuelta) hasta la Quebrada del Cóndor. Se atraviesan ríos; mesetas; cerros con molles, manzanilla, tomillo y peperina; y se pueden ver de cerca las figuras curiosas que talló la erosión en las formaciones rocosas de la era precámbrica. Se llega hasta los nidos de los cóndores, a 1.500 metros de altura.

Los cóndores y águilas sobrevuelan a una cercanía para el asombro. Como si se tratara de una exhibición, rondan a unos cinco metros por sobre la cabeza de los visitantes. Se puede observar cada parte de la anatomía del cóndor, desde el pico y los ojos, la rotación de la cola para lograr sustentación, la apertura de la punta de las alas como si fueran los flaps de un avión y hasta el buche inflado, señal de que ha comido.

Direcciones útiles:

web: www.postaloscondores.com.ar; e-mail: postaloscondores@yahoo.com

Cómo llegar:

Desde Castro Barros (primera localidad en La Rioja), Olta, desde allí a la izquierda hacia Paca Tala, 25 kilómetros hasta la Posta Quebrada del Cóndor.