Oktoberfest Argentina a pleno y con casa propia
La 53° Oktoberfest Argentina fue una fiesta rotunda para rendir culto a la cerveza, como se hace en la original y centenaria Munich, estrenando predio propio. El Bosque Cervecero ubicado en la periferia de Villa General Belgrano, en el valle de Calamuchita de la provincia de Córdoba, albergó en sus 6 hectáreas arboladas y rodeadas de montañas, a una muchedumbre que por momentos llegó a formar un mar de cabezas visto desde lo alto.
La fiesta que se extendió desde el 1° al 10 de octubre tuvo su pico máximo durante el fin de semana largo. El día sábado, con un predio repleto de jóvenes y familias, a las 19 horas aún había una fila de más de 200 metros de grupos aguardando comprar su ticket para el ingreso. La fiesta de esa jornada se extendió hasta las 5 de la mañana del domingo.
Sobre un escenario central de grandes proporciones, montado en un sitio que forma como un anfiteatro natural sobre un terreno que se eleva, enfrentado a una suficiente cantidad de sillas para todos los espectadores y a las mesas del patio de comidas, desplegaron sus bailes típicos y cantos 27 colectividades y 1.350 artistas. Entre ellos, el Ballet Prosvita, presente en cada fiesta desde 1967.
Como parte de la impecable organización, la municipalidad de Villa General Belgrano puso a disposición de los visitantes un bus gratuito cada media hora para el traslado ida y vuelta entre el Bosque Cervecero y la terminal de ómnibus, pasando por la entrada del pueblo y atravesando el centro. También, dentro del predio, hubo importante cantidad de baños químicos, varios puestos de hidratación con dispensers de agua y cajitas de preservativos a disposición. Se alentó y premió al “conductor designado” –esto es la persona que no iba a beber cerveza por ser quien debía conducir su vehículo- con botellas de agua sin cargo, entre otras formas estimulantes.
La basura fue un detalle especialmente cuidado. Había cestos con bolsas distribuidos en todas partes y en forma permanente se recolectaban. También la cartelería señalética, tanto en el pueblo como en el Bosque Cervecero y aún desde la ruta de acceso a Villa General Belgrano.
El predio invitó al esparcimiento entre los puestos construidos según la arquitectura centroeuropea de las 15 cervecerías artesanales, de souvernires y de comidas típicas centroeuropeas como las salchichas y chorizos Berna, costillitas de cerdo, chucrut, ensalada de papas alemana.
Aunque no estaba permitido el ingreso con bebidas alcohólicas, sí lo estaba para alimentos, de modo que se pudo optar por un picnic en el pasto o en algunas de las mesas de madera con bancos como las de balnearios.
Una manera distinta de conocer la villa
La Oktoberfest sumó una nueva forma de disfrutarla: en la entrada al predio se alquilaban bicicletas como un modo de su uso con fines ecológicos y de salud.
Cada jornada tuvo su momento de euforia colectiva cuando el escenario vibraba con canciones pegadizas alusivas al evento que todos esperaban: el espiche. Esto es el golpe certero con un martillo a la canilla de un barril que hace saltar el chorro de cerveza. A la cuenta regresiva de 10, todo el mundo con jarro cervecero en alto, brotaba de alegría con el fruto del lúpulo sobre sus cuerpos. Hubo hasta cinco espiches simultáneos.
El espiche fue la primera tradición que el pionero Antonio Küfer tomó de la Oktoberfest de Munich. En la ciudad alemana es una tradición que el alcalde de la ciudad deje formalmente inaugurada la fiesta espichando el primer barril de cerveza. Si bien allí el ritual indica que no debe derramarse cerveza en ese acto, en nuestra Fiesta Nacional, por el contrario, la cerveza debe mojar al público, derramando vida y alegría.
Como también es tradicional, Villa General Belgrano vivió a puro rock su “Día Joven”: desde las 16 hs, con entrada libre y gratuita para los vecinos del pueblo, se sucedieron sobre el escenario diferentes espectáculos donde los protagonistas fueron los jóvenes, con la banda Las Pelotas como principal show.
Afuera, las calles del pueblo, también fueron una fiesta. Un gentío alegre y bullicioso se apoderó de las calles convertidas en peatonal para darles semejanza a las de la Costa Atlántica, como Villa Gesell en pleno enero.
El trabajo encabezado por el intendente Sergio Favot y el secretario de Turismo, Pablo Sgubini, pareció alcanzar sus objetivos: la Oktoberfest Argentina 2016 fue una fiesta contundente para jóvenes y familias. La capacidad del Bosque de los Pioneros colmado con impecable organización y la ocupación hotelera a pleno, así lo demostraron.