Las huellas del papa Francisco en Córdoba de Argentina
(Por Patricia Veltri).-El papa argentino Francisco, fallecido en el Vaticano el lunes 21 de abril, un día después de haber dado la bendición de Pascuas a sus fieles congregados frente a la Basílica de San Pedro, estuvo durante dos períodos en Córdoba de Argentina: uno entre 1958 y 1960, y otro entre 1990 y 1992.
La primera, fue como novicio jesuita. En esos años vivió en unos departamentos de barrio Pueyrredón, en la calle Buchardo 1750, de la capital cordobesa, donde funcionaba el noviciado.
En 1959 estuvo en la capilla de Impira, un paraje rural cerca de la ciudad de Oncativo. La capillita está consagrada en honor a la Virgen de la Merced, construida en 1850 dentro de la estancia de una familia de apellido Ludueña. Aunque no está documentado, hay testimonios que cuentan que dio misa y que -ya siendo Papa- recordaba el lugar y el himno a la Virgen que siempre entonan los fieles. “Incluso la tarareaba”, comenta Sebastián Pfaffen, autor junto a Javier Cámara, del libro Aquel Bergoglio, este Francisco que repasa los años del Papa en Córdoba.
El otro período se dio entre 1990 y 1992, cuando también vivió como Jorge Bergoglio, su nombre secular. Esta fue una estadía de introspección que él definió como «purificción interior». Había sido enviado por la jerarquía eclesiástica porteña por su rol controversial durante la dictadura militar argentina.
Vivió dos años en la Residencia Mayor de la Compañía de Jesús. Y esto es lo que se recorre en un circuito turístico diseñado por Turismo de la Ciudad de Córdoba apenas fue nombrado Papa.
Según adelántó la directora de Productos Turísticos de la Ciudad, Kuki Peralta, «se está trabajando en un código QR que se colocará en un totem para que los turistas puedan escanear con sus teléfonos celulares y así acceder a toda la información pertinente».
El recorrido turístico se realiza en ocasiones especiales programadas porque se visitan los lugares que forman parte de los espacios de clausura de la orden jesuita.
En el paseo se cuenta que Francisco llegó a Córdoba el 16 de julio de 1990 para la fiesta de Nuestra Señora del Carmen e ingresó a la Residencia de la Compañía de Jesús por la puerta de calle Caseros, como cualquier jesuita más.
Ahí cumpliría funciones como portero., atención de llamados telefónicos, recepción de fieles, encargado de las compras domésticas, También cocinaba y lavaba ropa. Asimismo, dedicaba tiempo a la lectura y escritura.
En la visita guiada se ve una escalera que aún se usan los residentes, que fue testigo de su rutina diaria. Francisco la subía para rezar frente al Jesús de la Paciencia y se detenía ante la imagen de San José y el Niño. Se relata también, que en el comedor compartía las comidas con los demás hermanos y que una vez pasó la noche cocinando peceto con ensalada rusa para regalarles una fiesta de casamiento a una pareja carenciada.
El patio, que permanece tal cual, tiene una parra y árboles de palta. Bergoglio solía caminar por la galería rezando el Rosario.
Ocupó la habitación número 5: modesta, sin baño privado. y desde la que se escuchaba el ruido de colectivos cruzando la calle.
La Capilla Doméstica fue uno de sus lugares preferidos. Permanecía especialmente frente a una imagen de la virgen María protegiendo a los novicios bajo su manto. Allí también confesaba a los fieles, algunos viajaban especialmente desde Traslasierra, la región del cura José Gabriel Brochero, el mimo que años después nombraría como santo.
