Argentina

La Trochita: viaje en el tiempo a través de la estepa patagónica

La fascinante experiencia de remontarse al pasado a 45 kilómetros por hora, pegado a la Cordillera de los Andes, en la Patagonia argentina, se vive en La Trochita. Se trata del tren conformado por locomotora a vapor y vagones belgas de 1922 que ofrece un viaje turístico de 3 horas desde Esquel, en la provincia de Chubut, tal cual se hacía cuando funcionaba como medio de transporte de pasajeros y de carga.
El tren bajo la órbita por entonces de Ferrocarriles Argentinos fue inaugurado en 1945 para unir 402 kilómetros, desde Esquel hasta Ingeniero Jacobacci (Rio Negro). Tenía vagones de primera clase con asientos acolchonados, y de segunda con asientos de madera y salamandra a leña que alimentaban los propios pasajeros. Son los mismos que se usan hoy intactos, con la diferencia que la tarifa está unificada y la categoría que toca, toca.
Adopta el nombre de La Trochita, justamente, por la trocha angosta del tendido de vías de un ancho de 75 centímetros. Originalmente, podía hacerse conexión con el llamado “tren grande” que llegaba hasta Buenos Aires.
Funcionó así hasta la década de los ´90 cuando el Gobierno nacional decidió su cierre. La provincia de Chubut continúa el servicio convertido en turístico –así fue hasta el inicio del aislamiento obligatorio en marco de la pandemia por COVID-19- que inicia desde la vieja estación de Esquel. La histórica construcción fue convertida en museo, donde se exhibe tal cual la oficina del jefe de Estación, con su teléfono de pared a manibela y la boletera que emitía los tickets, por ejemplo.
El viaje remonta a esos tiempos a los turistas, conduce en una hora hasta la localidad Nahuelpan. Durante el trayecto, una guía cuenta la historia y los distintos procesos que atravesó este servicio de tren. Y mientras se observan la cordillera y la espeta desde la ventanilla, un descendiente de las comunidades mapuches comparte canciones.
Se hace una parada de 50 minutos en Nahuelpan, se puede visitar un museo de culturas originarias y una casa de artesanías. Se presencia la rotación de la locomotora para volver por el mismo carril y se emprende el regreso.
En el tren hay un vagón-bar donde se puede tener la linda experiencia de tomar un té de hierbas locales en una mesita pegada a la ventana. Igual, los pasajeros pueden llevar su equipo de mate y vianda y compartirla a bordo, igual que lo hacían los pasajeros originales.
Para conocer más, visitar la página http://latrochita.org.ar/  

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