Los recuperados de Covid-19 pueden soñar con las playas de Fernando de Noronha
El exclusivo archipiélago del nordeste de Brasil implementó ese requisito para turistas que ya está vigente.
Dicen que las mejores playas de Brasil, están en Fernando de Noronha, un archipiélago volcánico formado por 21 islas situado en el nordeste del país, perteneciente al estado de Pernambuco, a 340 kilómetros de la costa, rodeado de mar.
Se diferencia por ofrecer experiencias poco convencionales y bellezas exóticas. Es Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Estas playas prometen una estadía en pleno contacto con la naturaleza destinada sólo a quienes estén recuperados de Covid-19, por ahora.
La curiosa medida de apertura al turismo ya está vigente desde este 1° de septiembre.
Fernando de Noronha cerró sus puertas a visitantes a fines de marzo. Ni siquiera sus residentes pudieron retornar a sus hogares si estaban en el continente al momento de imponerse la cuarentena. Ha registrado hasta ahora 93 casos positivos y ninguna muerte entre sus 3.000 habitantes. No hay circulación comunitaria del virus.
“No ha habido transmisión comunitaria en la isla durante mucho tiempo. Tenemos que mantenerlo así”, dijo André Longo, el secretario de Salud del estado de Pernambuco, en un comunicado. “Obviamente, este paso se hará con la atención puesta en la seguridad y en la reactivación de la economía del archipiélago”, destacó.
En esta primera fase, solo los turistas que ya hayan tenido coronavirus Sars-CoV-2 podrán desembarcar. Deberán presentar un resultado positivo de la prueba del virus que tenga al menos 20 días, junto con el pago del impuesto de conservación ambiental de Fernando de Noronha.
“Estamos reabriendo responsablemente, con cautela y sin prisas. El apuro es el enemigo de la vida. No podemos hacer todo a la vez”, dijo el administrador del archipiélago, Guilherme Rocha.
El archipiélago tiene una superficie total de 26 kilómetros cuadrados y está formado por 21 islas, islotes y cayos de origen volcánico. Es un área del llamado turismo ecológico y conforma un Parque Nacional protegido. Por eso, es de perfil exclusivo y está regulada la cantidad de visitantes que recibe. Los huéspedes deben firmar un acta de compromiso de respeto a las reglas que se impusieron para preservar el lugar y su naturaleza. Además, hay que pagar un impuesto por cada día de permanencia, llamado tasa de preservación ambiental.