Turismo rural en Corrientes
A partir de programas especiales en los que capacitan a los pobladores, surgen oportunidades de trabajo, desarrollo y valor cultural.
(Por Patricia Veltri).-El lema para este 2020 elegido por la Organización Mundial del Turismo (OMT) es “Turismo y Desarrollo Rural”. Se busca crear conciencia sobre la importancia de defender las zonas rurales, así como estudiar el papel del turismo en su desarrollo.
El secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, explicó que “a nivel mundial, la pobreza es abrumadoramente rural. Esto significa que si queremos que el turismo sea un motor de crecimiento y desarrollo, debemos mirar más allá de nuestras ciudades. Tenemos que trabajar juntos para ayudar incluso a la comunidad más pequeña a disfrutar de los muchos y variados beneficios que el turismo puede aportar”.
En consonancia con ese criterio, en Argentina se ha impulsado el desarrollo de pequeñas comunidades desde el programa gubernamental de Turismo “Pueblos Auténticos”. El objetivo que se marcó fue poner en valor la identidad de los pueblos y sus patrimonios. Como condición se estableció que conserven su idiosincrasia. Es decir, el patrimonio natural o cultural, arquitectura, tradiciones, gastronomía, paisaje, historia, religión, artesanías, y el origen de sus pobladores.
Un ejemplo del resultado positivo de ese programa se ve en la provincia de Corrientes, donde también fue acompañado desde organizaciones no gubernamentales, como The Conservation Land Trust.
San Miguel es uno de los 7 portales de acceso al Parque Nacional Esteros del Iberá. Es un pueblo rural rodeado de bañados, de casitas bajas y desperdigadas. De abundante y variada vegetación. De pájaros que cantan en todas la melodías y fauna silvestre. Ese medio ambiente es el entorno de los habitantes. Así es en la casa de Don “Mundo”, un canoero que aprendió el oficio de construir las canoas mirando y que a sus 70 y pico de años, descubrió que sus costumbres cotidianas podían ser monetizadas como un servicio al turista.
Don Mundo fue bautizado como Raimundo Aguilar hace 72 años en su pueblo San Miguel. Anda descalzo en el patio de tierra, en el pasto y en los bañados; en invierno y verano. Lo hace por elección y porque es así desde siempre. Es uno de los pocos que conservan el oficio artesanal de construir botes con los troncos de la zona.
Desde hace poco más de un año, el turismo le dio la posibilidad de generar un ingreso económico con lo que siempre fue un modo de vida alrededor de su casa construida con cañas tacuara. Fue a partir de que se impulsara el turismo en ese portal de los esteros y le dieran la idea desde la ONG que fundó Douglas Tompkins.
Ahora, además de fabricar canoas, pasea a los visitantes en bote por un bañado que refleja como un espejo, repleto de camalotes y otras plantas acuáticas, y habitado por carpinchos, yacarés y una cantidad de aves. Rema durante 45 minutos a una tarifa fija en pesos. Otra opción de la excursión, es navegar en bote tirado por un caballo. Y un bonus a pedir de los clientes, es un asado frente a ese paisaje que prepara él mismo. Sólo hay que coordinar cualquier día llamando al celular 3781 490449.
Gastronomía y Turismo
Evangelina Fernández Luca tiene el cuerpo diminuto y una edad imprecisa; muy delgada y de piel arrugada, quien sabe si por los años o curtida por trabajar desde muy pequeñita en el campo. También vive en San Miguel; tiene un trabajo y una misión. Gracias a la red Cocineros del Iberá que la capacitó, se desempeña en la cocina de una hostería de alta gama. Trabaja de lo que aprendió desde que podía estar parada al lado de su mamá en la cocina de una estancia, donde ella era empleada.
No lee ni escribe pero conoce cada plato salado o dulce de la cultura guaraní. Y la red de Cocineros del Iberá rescata esas recetas con las que se alimentaron desde sus orígenes los pueblos en torno al humedal correntino.
La gastronomía y el turismo van de la mano para dar trabajo y potenciar identidades; queda claro.
Evangelina lo sintetiza con su simpleza: “Estoy demasiado feliz de poder trabajar”. Su otra ocupación consiste en custodiar en su casa a la imagen de la virgen y acicalarla para las ceremonias religiosas de la iglesia que queda a la vera de un camino de tierra, rodeado de mucha vegetación.
A unos kilómetros de allí, en Concepción del Yaguareté Cora, nos dicen: “Antes, no veíamos la hora de cumplir los 18 años para irnos del pueblo en busca del progreso. Ahora volvemos para hacerlo en nuestro lugar con las oportunidades que nos da el turismo”, quien lo comparte es Chuli Vallejos, guardaparque de sitio y guía baqueano de la Reserva Provincial Esteros del Iberá, mientras conduce la lancha por el arroyo Carambola.
Chuli volvió a su pueblo, después de andar como trotamundos, a partir se integrar la nómina de Pueblos Auténticos. Concepción del Yaguareté Corá queda a 180 kilómetros de la ciudad de Corrientes.
El plan gubernamental incluye la capacitación de los habitantes del pueblo para que puedan trabajar y dar servicio, según los atractivos del lugar, como museos y otros. En el caso de Corrientes en Concepción, el ministerio de Turismo provincial dio las herramientas, capacitaciones, formó guías de Sitio y otorgó créditos para los habitantes del pueblo en el marco del programa.
Corrientes, además del impulso que otorgan los programas, corre con una ventaja natural: tiene payé, una suerte de embrujo que atrae y hace que el turista siempre quiera volver.