Chilecito: el cable carril que le da identidad cumple 116 años
(Por Patricia Veltri. Fotos: Jonas Masud).- Fueron necesarios 1.600 hombres, un millar de mulas y asnos, 10 millones de remaches, 140 mil metros de cables de acero y 262 torres para unir un recorrido de 34,33 kilómetros desde los 1.078 hasta los 4.412 metros sobre el nivel del mar, para que el cable carril de Chilecito fuera inaugurado como el más alto y largo del mundo hace 116 años, el 29 de julio de 1904.
La estructura que atraviesa el paisaje como venas de acero al aire, desde la vieja estación del ferrocarril hasta la mina abandonada La Mejicana en el Cerro Famatina, representa un orgullo para la provincia de La Rioja. Es la reliquia de una monumental obra de ingeniería civil para extraer minerales.
Es Monumento Histórico Nacional y figura en la nómina de UNESCO como candidato a Patrimonio Mundial.
El cable carril funcionó hasta enero de 1927 para el traslado de cobre, plata y oro que se extraía de la mina La Mejicana. Un sistema de cableado aéreo impulsado por motores a vapor de leña desplazaba
las vagonetas (contenedores de hierro) desde la mina bajando los minerales para ser volcados directamente en los trenes. Luego las vagonetas ascendían llevando hombres, herramientas, víveres, agua, medicinas y demás elementos que fuesen necesarios en algunas de estaciones en las que se divide la obra.
Buscaminas de todo el mundo
El Famatina había sido explorado por buscaminas desde la época de los jesuitas. A comienzos del 1800 llegó el mejicano Félix María Amarello y fue quien descubrió el yacimiento que luego sería la mina La Mejicana. Al principio la explotación fue escasa y discontinua por la dificultad que ofrece la geografía y porque se hacía a lomo de mula. En 1899 llegó el ferrocarril a Chilecito y con ello la posibilidad de soñar con una obra faraónica. El proyecto fue aprobado por el Congreso de la Nación, impulsado por el entonces diputado por La Rioja, Joaquín V. González. Se llamó a licitación internacional y resultó adjudicataria la empresa alemana Adolf Bleichert & Co, de Leipzig.
Los cables de acero trenzado terminaron uniendo 9 estaciones para trasladar el mineral desde La Mejicana hasta la estación de trenes de Chilecito, desde allí hasta el puerto de Rosario y luego en barco hasta Europa. Este sistema ofrecía baja rentabilidad, por lo que se construyó la Fundición Santa Florentina conectando desde la estación 2. Así, el oro se transformaba en lingotes que eran depositados en el Banco de la Nación Argentina para su posterior acreditación en Londres. Y los de cobre se trasladan en tren hasta Rosario para luego ser purificados en distintas partes del mundo al que se exportaba. Pese a la magnitud de la obra, la rentabilidad resultó insuficiente para la firma alemana. Fue realizando ampliación de capitales hasta
formar la Corporación Minera Famatina pero tampoco prosperó hasta cerrar definitivamente en 1927.
Paseo turístico
Como testigo mudo de ese pasado de esfuerzo y sacrificio quedan las estructuras de color óxido mimetizados con la tierra rica en minerales y cardones gigantes y centenarios. Se pueden ver y tocar como parte de visitas turísticas. Hasta la estación 2 se puede ascender en vehículo particular. Allí hay un museo que exhibe herramientas, el teléfono con el que se comunicaban entre estaciones, el motor impulsor; un mirador, servicios como restaurante y sanitarios, y se acumulan las vagonetas al aire libre colgadas de los cables.
También, en épocas normales, se hacen excursiones guiadas mitad en vehículos 4×4 y trekking. Se puede llegar hasta La Mejicana, que corresponde a la estación 9, a más de 4.000 metros de altura y donde aún están las construcciones de adobe y piedra que habitaban los obreros.
En Chilecito, a la altura de la estación 1, hay otro museo que lleva por nombre Dr. Santiago Bazán, donde se puede aprender acerca de la obra en particular y de la historia de la minería en la zona en general, desde los jesuitas que conectaban con la misión de Córdoba.
Todo el conjunto reúne los requisitos para integrar la lista de candidatos a convertirse en Patrimonio Mundial. También, para ser valorado como orgullo de una Nación que supo de sacrificios para legar un hito en medio de la naturaleza más sobrecogedora.